“Dios nunca está oculto, pero a veces nosotros sí lo estamos, cubiertos por un pabellón de motivos que nos alejan de Dios y lo hacen parecer distante e inaccesible.”
Como miembros de la Iglesia, a menudo sentimos que aunque guardamos los mandamientos, asistimos al templo y oramos con regularidad, no recibimos respuestas de nuestro Padre Celestial. Con frecuencia nos preguntamos por qué Dios oculta su guía de nosotros. Con todo Su poder y amor divino, ¿no quiere ayudarnos?
La respuesta es sí. El presidente Henry B. Eyring aborda esta cuestión en “¿Dónde está el pabellón?” Él comenta que a veces parece que Dios no responde a nuestras preguntas y oraciones cuando, de verdad, son nuestros propios esfuerzos, o la falta de ellos, que causan el bloqueo en la comunicación.
A veces, sin darnos cuenta, nos escondemos de Dios, dice el presidente Eyring, al cubrirnos con “un pabellón de motivos que nos alejan de Dios y lo hacen parecer distante e inaccesible”.
El presidente Eyring nos asegura que todos luchamos con este entendimiento. Él promete que al buscar con humildad, dirigiendo nuestra voluntad al Padre y dejando de lado nuestros propios deseos y voluntad, podemos sentir la presencia de Dios aún más en nuestras vidas. Llegaremos a entender que Dios está cerca de nosotros, que nos ama y que Él “nunca se esconde de Sus fieles hijos”. A medida que nos arrepintamos, sabremos que Dios nos comprende y llegaremos a reconocer nuestro potencial divino.
Lea el discurso del presidente Henry B. Eyring, “¿Dónde está el pabellón?”
Fuente: lds.org
—Camden Hardy-Harrison, Mormon Insights
Traducido por Austin Tracy